
Primera moto nueva, brasileño inesperado
No tengo mejor recuerdo que ir al concesionario a comprar mi primera moto nueva.
La experiencia sigue grabada en mi memoria hasta el día de hoy: después de un par de motos y ciclomotores en mi manillar número 13, y mi primer trabajo de verdad, llegó el momento de comprar mi primera moto nueva: una moto deportiva de carretera.
Nuestro mercado empezó a nutrirse de modelos como las Yamaha XJ 600 y FZ 750, las Kawasaki GPZ 400 y ZX-10, la brutal Suzuki GSX-R 750 y la emblemática Honda CBR 600 F, por no hablar de la Honda VFR 750 F.
Pero mis bolsillos no estaban preparados para una gran supersport o superbike japonesa con motor de cuatro tiempos.
Para conseguir la RD que quería, tuve que pagar 714.
000 pesetas, unos 4.
500 euros de hoy en día, un precio respetable pero asequible.
En aquella época, el stock había tocado fondo.
La sed de motos japonesas era tremenda, y no había tantas en stock.
Calculamos el precio de la moto, les di mi pago y mi sello y la reservamos.
Iba a pagar a plazos porque no quería quedarme sin moto.
Para ganar tiempo, fui inmediatamente al banco y pedí el primer préstamo; un mes más tarde, me informaron de que había llegado un nuevo lote de RD350 al concesionario.
Mi moto aún estaba en el palé de transporte, medio desmontada y envuelta en plástico.
Fue una gran sorpresa ver mi RD con un carenado completo, un faro rectangular y una instrumentación similar a la de la Yamaha RD500.
En lugar de una moto naked, ahora tenía una moto carenada que también parecía una moto grande.
¡Qué subidón de adrenalina! ¡Qué emoción! Mi primera moto nueva resultó ser incluso mejor de lo que esperaba.
Al día siguiente, la moto estaba lista y yo estaba allí con mi casco, sólo para que me dijeran que la matriculación tardaría más de una semana.
En el concesionario me dieron una moto con una matrícula semestral roja, para mi ansiedad.
No estaba tan seguro, porque fui a matricular la moto yo mismo a la oficina de la DGT en Barcelona, y una hora después me dieron una matrícula de Barcelona con las letras JC, que me dijeron que era la misma que me habían dado en Barcelona.
En aquella época, cada estado tenía su propia matrícula.
Curiosamente, sólo conduje la RD durante tres años, después cambié a una Suzuki RGV 250, ¡con la que disfruté mucho! Por cierto, quizá te preguntes por qué hay un brasileño en el titular.
Esta RD se fabricó en Brasil, no en Japón, y la implicación es que "nunca olvidaré la emoción que sentí cuando compré mi primera moto nueva hace 33 años"