
Mi álbum de cromos de motos cortesía de un hartón de Bucaneros
En un rincón de mis estanterías guardo mi álbum de cromos de motos de cuando era niño, la primera dosis de pasión.Realmente la pasión por las motos me la contagió mi padre, pero no conocí lo que había “ahí afuera” hasta que no comencé a hacer la colección de cromos “El Mundo de las Motos”.Un simple e inocuo álbum de cromos sería el detonante que activaría mi pasión por las motos y que se convertiría en el eje de rotación de mi vida.Todo comenzó en el año 1975, cuando tenía solamente diez años. De camino al cole pasaba cada día por delante de la panadería de mi pueblo, donde me compraba el desayuno, un Bucanero, un Tigretón o un Bony, sí, esos pastelillos de la Bimbo que creo que aún existen.Pues dentro de uno de estos pastelillos un día apareció una bolsita de cromos. La abrí y vi que eran ¡cromos de motos! Como era de esperar comencé el acoso a mi madre para que me comprara el álbum, que se vendía en el quiosco. No paré hasta conseguirlo.¡Un sueño! En la portada del álbum vi un niño haciendo un caballito con una minimoto de trial, y dentro se promocionaba un sorteo de 100 motos Bultaco… Yo quería ser aquel niño, pero aún tardaría 5 años en poder tener un ciclomotor de decimoquinta mano, naturalmente.Evidentemente las visitas a la panadería se incrementaron, al igual que la ingesta de pastelillos Bucanero… Ello se vio agravado porque esta colección no la hacían muchos niños del cole, por lo que no podía cambiar los cromos “repes”.Y ello llevaba a comprar más Bucaneros… Poco a poco fui completando el álbum y fui conociendo motos que no había visto en mi vida. No había Internet y las revistas de motos no existían en mi pueblo, y tampoco tenía dinero para comprármelas.Así comencé a conocer la Munch Mammut, la moto más cara del mundo que por aquel entonces costaba 1 millón de pesetas -6.000 euros de ahora-, la Van Veen con motor rotativo, y marcas desconocidas como Kreidler, Husqvarna, Rokon, CZ… El mundo de la moto ...
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