
Lorenzo: "Sin la caída en Assen hubiese seguido en Honda"
El balear desvela el motivo que le llevó a retirarse, cuanto todavía tenía un año de contrato con la fábrica japonesa: "Esa caída marcó un punto de inflexión".
"Hay cuatro momentos en la vida de un piloto: tu primera carrera, tu primera victoria, tu primer Mundial y el de la despedida", dijo Jorge Lorenzo el 14 de noviembre de 2019, cuando anunció su adiós al Mundial. El balear resaltó cuatro puntos claves durante la trayectoria de cualquier piloto, que al mismo tiempo, eran consecuencia de experiencias vividas. Pues cuando decidió pronunciar esas palabras, fue un instante concreto el que causó el primer pensamiento de retirada en la mente de un pentacampeón, que decidía bajarse del barco falto de la motivación que le convirtió en uno de los pilotos más perfeccionistas de toda la parrilla.Después de haberlo ganado todo, al intento fallido de haber conseguido otro título con una marca diferente a Yamaha y un comienzo complicado junto a Honda en el que el balear se veía imposibilitado para exprimir al máximo la RC213V, se le sumó una caída en el GP de los Países Bajos que supuso "un punto de inflexión" en la trayectoria de Jorge, como el propio piloto reconoce en DAZN. Reconoció en su momento que colgar el casco "era una posibilidad después de Assen, pero no quise precipitarme y lo retrasé todo lo posible". Algo dentro del pentacampeón le decía que tenía que seguir intentándolo, pero a partir de ese momento se le hizo "muy alta la montaña y no encontraba paciencia ni motivación para escalarla".El mismo escenario que en 2014 le convirtió en héroe con una gesta histórica que le permitió ver la bandera a cuadros en la quinta posición 48 horas después de haber sido operado de la clavícula, se convirtió en el escenario de una desmotivación que fue imposible superar para Lorenzo, tras una caída que se saldó con una fractura en la sexta y octava vértebra dorsal. Ni siquiera la ambición de luchar por cosas grandes con la que firmó por Honda fue suficiente para superar ese momento, pues la realidad entonces ya era otra: "Con 30, 31 o 32 años te vuelves más precavido y lo noté. Cada caída con lesión importante, es como una piedra que se va añadiendo ...
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