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El genio de los 'Swinging Sixties'

Nick Harris recuerda la fantástica era de los 50cc y rinde homenaje a Anscheidt antes de ser nombrado MotoGP™ Legend en Sachsenring

Eran los 'swinging sixties', una década de revolución e innovación. Una era que nunca se olvidará, abrazada por el motociclismo de Grandes Premios con motores multicilíndricos diseñados y fabricados en Japón. 'Maverick riders' hacían gala de una gran habilidad para pilotar estas obras maestras de la mecánica y conseguir victorias en Grandes Premios y Campeonatos del Mundo, acompañados por la música de The Beatles, The Rolling Stones, The Who y de Jimmy Hendrix. Olvidaos de aquellas 500cc de dos tiempos, de la Moto Guzzi 500cc de ocho cilindros en V o de las actuales MotoGP™ de 990cc que alcanzan 360 km/h, porque eran, y son, un juego de niños comparadas con aquella increíble moto de 50cc con la que Hans-Georg Anscheidt consiguió tres títulos mundiales. Una moto de Gran Premio que exigía ser pilotada por un genio. Anscheidt, sin duda, se ganó ese título.Pero, ¿cómo lo hicieron' Empecemos por la caja de cambios de 14 velocidades. No era de extrañar ver tanto cuero desgastado en la bota izquierda. Los cambios constantes eran vitales para mantener el motor bicilíndrico en paralelo de 50cc refrigerado por agua a un régimen máximo de unas 17.500 rpm. Este pequeño motor con pistones del tamaño de un huevo, que producía unos increíbles 17,5 CV, era implacable. Si no se mantenía el motor en la banda de potencia más estrecha de 1.000 rpm, se perdía toda la potencia. Sin duda, Anscheidt encontró la potencia y, al ganar el Gran Premio de Bélgica de 1968 en Spa-Francorchamps, alcanzó la extraordinaria velocidad de 205 km/h a bordo de la Suzuki RK67.Pero, ¿cómo lo hicieron' Empecemos por la caja de cambios de 14 velocidades. No era de extrañar ver tanto cuero desgastado en la bota izquierda. Los cambios constantes eran vitales para mantener el motor bicilíndrico en paralelo de 50cc refrigerado por agua a un régimen máximo de unas 17.500 rpm. Este pequeño motor con pistones del tamaño de un huevo, que producía unos increíbles 17,5 CV, era implacable. Si no se mantenía el motor en la banda de potencia más estrecha de 1.000 rpm, se perdía toda la ...
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